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Un padre mandó llamar a su hijo y le dijo:

“Hijo toma este reloj es mi herencia para ti, vale mucho”. Al tiempo el hijo fue a la joyería para ver cuanto podría obtener a cambio del reloj, le ofrecían por él una cantidad muy pequeña y recordó que su padre le dijo claramente que ese reloj tenía gran valor. Siguió caminando y vio una casa de empeño dijo “de seguro ahí me ofrecerán lo que vale”. Entró a la casa de empeño, pero le ofrecían menos que en la joyería. Triste regresó a casa del padre y al llegar le dijo “no papá este reloj no vale mucho mejor quédatelo tu ya que para ti si tiene un gran valor”.

El Padre se levantó de la mesa, agarró el reloj y lo puso sobre la mano del hijo. “Hijo mío estoy seguro de que el reloj tiene un gran valor, no has buscado en el lugar correcto”.

El joven agarró el reloj y se fue con la idea de llegar a su casa y guardarlo en un cajón y seguir con su vida, pero en el camino vio un museo y algo dentro de él lo hizo llegar, con inseguridad mostró el reloj y la cara del encargado del museo se iluminó, “es una reliquia de gran valor, te ofrezco un millón”. El joven super contento regresa y le cuenta al papá. Y el solo dice: “en el lugar correcto siempre verán tu verdadero valor y no escatimarán”.

Lo mismo puede pasar en las empresas y con el talento de las personas. No hay empresas ni colaboradores malos. Solo no están en el lugar correcto.

Lo que para unos es carbón otros logran convertirlo en diamantes.

Lo que para unos es oro para otros es cobre.

Todo depende el vitral del cual observas.

Paty Vargas

¡Sonríe!.