Martha es una Gerente Administrativa que lideraba un equipo talentoso pero experimentaba tensiones internas. El rendimiento del equipo estaba disminuyendo, y se sentía frustrada por no poder entender completamente que afectaba a su equipo.
El esposo de Martha le comentó que en el congreso al que había asistido la semana pasada, uno de las conferencias habló de inteligencia emocional y su utilidad en el manejo de equipos de trabajo, quizás por ahí encontraría respuestas.
Martha se dio a la tarea de buscar más información, así fue como decidió implementar una evaluación de inteligencia emocional en todo el equipo. A través de esta evaluación, descubrieron que las tensiones eran el resultado de malentendidos y falta de comunicación efectiva. Además, identificaron áreas específicas en las que cada miembro del equipo podía mejorar su inteligencia emocional, desde el manejo del estrés hasta la empatía.La evaluación se convirtió en el primer paso del auto conocimiento, la puerta a la conciencia y de ahí a un plan de acción.
Cuando le preguntas a Martha ¿Qué pasó? siempre contesta; pasó que tenía trabajo que hacer conmigo misma, como líder y no lo sabía.
Martha también experimentó un crecimiento personal significativo. Al comprender mejor sus propias emociones y las de los demás, se convirtió en una líder más efectiva y empática. Su capacidad para gestionar situaciones difíciles mejoró, y se ganó el respeto de su equipo. Al invertir en el desarrollo de la inteligencia emocional, las empresas pueden cultivar entornos de trabajo más saludables y productivos, y los líderes pueden descubrir un nuevo nivel de éxito y conexión con sus equipos.
«La inteligencia emocional es la clave para comprender nuestras emociones, dirigir nuestras acciones y mejorar nuestras relaciones.»
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