La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para renovarse y se puede aplicar en los procesos de desarrollo de los colaboradores ya que nos permite entrenar el cerebro, nos enseña a ejercitar el aprendizaje y la memoria a largo plazo sin importar la edad y con ello lograr reajustar la manera de entender y actuar.
La neuroplasticidad se utiliza en la selección de personal mediante el enfoque de neuroliderazgo que trabaja en la inteligencia emocional, nos da la oportunidad de conocer el nivel de asertividad, flexibilidad y gestión emocional de las personas antes de ser contratadas. La ausencia de estas habilidades blandas está vinculada al bajo desempeño y a la dificultad de adaptación de los colaboradores en entornos laborales.
Aquí tienes algunos ejemplos de cómo se podría utilizar la neuroplasticidad en un proceso de reclutamiento y selección de personal:
– Durante la etapa inicial del proceso de reclutamiento, se podría utilizar una serie de pruebas cognitivas y de habilidades específicas que desafíen a los candidatos a aprender nuevas habilidades o adaptarse a situaciones cambiantes. Al diseñar estas pruebas, se pueden activar los mecanismos de neuroplasticidad del cerebro, permitiendo a los candidatos mejorar y desarrollar nuevas habilidades a medida que avanzan.
– Después de una evaluación inicial, se puede ofrecer a los candidatos que han demostrado potencial pero aún necesitan mejorar ciertas habilidades un programa de entrenamiento cognitivo donde se desarrollen ejercicios de memoria, resolución de problemas o toma de decisiones que desafíen a los candidatos a desarrollar nuevas conexiones neuronales y mejorar su desempeño cognitivo.
– Una forma efectiva de estimular la neuroplasticidad es proporcionar a los candidatos experiencias y desafíos novedosos. Durante el proceso de selección, se podrían brindar oportunidades para que los candidatos trabajen en proyectos o tareas diferentes que les permitan aprender y adaptarse a nuevas situaciones.
«Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro.» Ramón Carvajal
Sonríe! Paty Vargas