El mes pasado me buscó un director con la intención de compartirme algunos proyectos, después de algunos minutos de charla y contexto saltó de su voz la siguiente pregunta: Paty, ¿soy un buen director?. Me compartió que esta misma pregunta se la hizo a algunas personas como parte de su tarea de introspección.
La curiosidad se apoderó de mi y le pregunté que si a quién le ha preguntado. Me contestó que a la mayoría que les había preguntado son CEO de otras empresas, también le preguntó a su esposa y a su hijo. No me animé a preguntar que le respondieron, era claro que su búsqueda seguía y necesitaba profundizar en el tema.
De inmediato me di cuenta que yo no era la persona indicada para contestar su pregunta, es como si al hijo de mi vecina le preguntan si soy o no buena mamá, considero que la respuesta real solo la tendrían mis hijas. Continué escuchando y finalicé la plática con las siguientes preguntas.
- ¿Te enorgullece el sentido de pertenencia de tu empresa que diriges?
- ¿Qué hablan de tu empresa las familias de tus colaboradores?
- ¿Cómo están las relaciones con tus proveedores?
- ¿Qué niveles de estrés registra tu gente?
- Cuando tú empresa registra un crecimiento financiero, ¿este también se ve reflejado en la vida de tus colaboradores?
- ¿Cómo despides en tú empresa?
Una semana después volví a hablar con el CEO, me compartió que le preguntó a su hijo si era buen director y esta fue su respuesta “El papá de mi amigo Juan trabaja contigo y Juan casi no ve a su papá, no va a su partido de fútbol porque está trabajando, tiene que atender clientes y su mamá dice que no les alcanza el dinero, sus papás pelean.. entonces no sé, pero tu eres mi papá y te amo.
“Ser un buen director no está peleado con ganar dinero es el camino a la prosperidad y a la paz mental”.
Sonríe!
Paty Vargas